3 ficciones de lo mismo

Autor: Huáscar Vega

Madera Mara

Ayer, hoy y mañana

Mono Mayor

Gente que no recibe el sol de la mañana,
empleados de mediodía a la medianoche,
sótano de casi todos,
sol que desenreda sus cabellos en las rejas de grandes ventanales.

Gracias geografía de Chuquiago Marka,
gracias por darnos luz en los sótanos
aunque no sea mucha,
aunque se vaya cuando ellos entran...

Es la sala de redacción
donde la verdad se va al mediodía,
hora en que llegan los decidores,
momento para empezar y amasar
el pan noticioso de la madrugada siguiente.

Hasta la distribución mobiliaria
es coherente,
con esta fábrica de sombras en cavernas platónicas.
Las mesas,
los periodistas,
todo se reparte desordenadamente,
parece como si alguien hubiese chauchitado la oficina,
se nota
ese toque personal del mandamás.

Es imposible no sentir circulando su perfume
especialmente hoy
jueves santo
que en lugar de estar paseando por Miami,
o chequeando las cuentas bancarias en África y Europa,
o durmiendo la mona prostibular,
en lugar de esas acostumbradas intenciones
se le ocurrió venir a trabajar.
Y por si fuera poco
luce corte nuevo en su cabellera,
tiene los pelos al estilo militar alemán
y las canas han sido disfrazadas con tinte negro y juvenil.
Sólo le falta el caballo virtual
y el látigo láser
para proclamarse
terrateniente de periódico a nivel nacional.

Más que el mandamás,
parece el mono mayor
vociferando en medio de la manada,
mientras los otros monos hacen maromas en sus asientos giratorios
y hábilmente,
sin siquiera ver la pantalla del computador
teclean la noticia de mañana
con la punta de su larga cola.

Y en esta selva de pedazos diarios
todos parecen hacerle caso,
menos algunos
que cubiertos por el anonimato,
y a pesar del temor
siguen balbuceando verdades.

Monolo.-

Que huevada
otra vez lo mismo

Ramona.-

Cállate,
te van a oír

Monolo.-

Pero ese huevón,
lo único que sabe es gritar

Ramona.-

Es su trabajo
ps carajo ... (sonríe)

Monolo.-

Verdad ps che. (sonriendo)
Peor sería que se pusiera escribir, ¿no?
¿Has visto cómo escribe?
¿Has visto su redacción y ortografía?

Ramona.-

Sí,
escribe canción con acento…,
(con picardía) en la a

Monolo.-

Y poto con h de photo (ambos ríen cómplicemente)

Los aduladores de turno y los de siempre,
saltan alegremente de árbol en árbol,
ofrecen bananos al mono mayor,
ramas políticas y lianas para colgarse.
Le hablan de lo bien que le queda el nuevo corte de pelo,
le hacen saltar de recuerdo en recuerdo,
le preguntan por su corazón enfermo,
por su esposa que se hace a la ciega
y por sus hijos
que en Miami
se afeitan el cuerpo para no parecer tan simios como su padre.

En esta manada descompuesta por primates diversos,
los aduladores conservan el medioambiente,
pues logran apaciguar a la bestia

Paz que no dura mucho.
Paz que pierde Abel cuando cruza el pasillo.
Paz que se esconde cuando el mandamás chilla sus incoherencias.

Ramona.-

Uhh Yaaaa....

Monolo.-

¿Ya qué?
¿De qué nomás te estás alarmando?
Pareces amarillista

Ramona.-

¡Mira pues,
mira pues…!

Monolo.-

¿Qué cosa?
No veo nada, no oigo nada, no ha pasado nada todavía.
No pareces periodista

Ramona.-

Pero va pasar,
ya vas a ver.
Al pobre Abel lo va a gritar,
lo va zarandear, lo va a insultar…
De todo va a pasar,
ya vas a ver

Monolo.-

¿Qué pobre Abel ni qué ocho cuartos?
Cualquier cosa que le pase al Abel es por sonso.
¿Qué nomás le cuesta adularle un poquito al jefe? (silencio,imitando)
"Buenas tardes jefecito"
"Jefazo, que lindo escribe"
"¿Dónde ha aprendido a escribir así? ¿En Alemania? ¿En USA?"
"Jefazo, que bien administra esta empresa.
Estamos al borde de la quiebra pero no es su culpa,
son los enemigos."

Ramona.-

"Que lindo esta su peinadito"
"Que buenos titulares los de la semana"
"Jefazo, le estamos dando duro a la competencia. Bien, muy bien"
"Dele duro, jefe, dele duro"

Monolo.-

Yaaaaa... (coro, ambos ríen a escondidas)
Tampoco exageres che.
Para adular hay que ser artista.
Míralo pues al Chaca, ese es el maestro.
El Chaca
debería ser catedrático de adulación en Oxford o Stanford

En cambio el Abel... naranjas.
Demasiado sincero hermana.
(sonriendo) No sirve ni para periodista

Ramona.-

No te rías che,
aquí nadie desarrolla como periodista,
aquí se desarrolla la lengua:
quien mejor lame el poto al jefe...
ese es el que gana

Monolo.-

¿Ya ves?
Estás aceptando la zalamería.
También al Abel le he dicho,
pero no entiende,
él cree que lo importante es el trabajo.
Que se joda entonces.
¿Qué dices?

Ramona.-

Sí.
Que se joda.
Que lo crucifiquen por sonso

Monolo.-

(abre los brazos como Cristo y pone cara de huevón. Ríen a escondidas)

Abel y el mono mayor tienen los hocicos casi juntos frente a frente.
El mono mayor vocifera, increpa, chilla, insulta, berrea.
Abel baja la cabeza, calla, pero no baja la mirada.

Más de cuarenta minutos
está el mandamás destilando baba.

Detrás,
están cinco chimpancés asesores,
de esos
que cuando muestran los dientes parece que sonríen,
de esos
que son especialistas en alimentar fuegos y festejar cuando hay explosiones

Ramona.-

¡Qué bárbaro mi hermano, qué bárbaro!

Monolo.-

No te asombres tanto.
Ya vas a ver. Todavía falta.
Lo van a culpar de alguna huevada
y después chao de la empresa sin beneficios sociales

Ramona.-

¿Todavía falta?
¿Pero ya han pasado cuarenta minutos?

Monolo.-

Sí,
pero el jefe todavía está exaltado.
Le ha dicho de todo, pero (pausa)
todavía falta

Ramona.-

¡Qué grave!
Le ha dicho resentido social,
ladrón,
mentiroso,
falso,
figurón, infiltrado,
y otros insultos que no tienen que ver con el trabajo

Monolo.-

Insultos por un lado
y gana de joderlo en el trabajo por el otro.
Así está el evento.
¿Acaso no ves a los dos de allá atrás?
Esos dos están buscando
la manera de acusarlo por negligencia y fallas laborales

Ramona.-

Claro, a esos dos les conviene joderlo al Abel,
además son amiguitos del jefe

Monolo.-

Precisamente, con más razón pues mi hermana.
Ahorita lo hacen fleco y listo

Ramona.-

Pero el Abel no ha pisado el palito,
ha guardado la compostura,
no ha levantado la voz,
ha presentado su informe,
se ha mantenido en el área laboral y,
no ha hecho caso a los insultos

Monolo.-

(riendo) eso no es garantía,
lo único que está logrando es retrasar su crucifixión

Ramona.-

No digas eso

Monolo.-

Así nomás es aquí mi hermana.
Con los abogados,
el poder que manejan
y las experiencias en trampas,
con todo ello,
(sonriendo) le espera nomás su cruz al Abelito

Ramona.-

(con picardía) Mañana en los titulares
"Jueves santo: Crucifixión y ovejas"

Monolo.-

"Jueves santo: Ovejas se hicieron a las del otro viernes" (ríe)

Ramona.-

¡Cállate carajo!
Nos vas a hacer gritar a nosotros también

Y esas prevenciones ya no eran tan necesarias,
pues el tono de la furibunda expresión subió otra octava
gracias al mono mayor
quién salió de un sopor de cinco minutos,
para incorporarse
y golpearse el pecho como Tarzán,
después,
dando pequeños y suaves saltos,
acercó su hocico al hocico de Abel,
después,
lentamente levantó las encías para mostrar los colmillos,
después,
abrió sus fauces al máximo
y eructó desde la profundidad más primate.

Abel sintió que las cadenas del control de sí mismo,
se rompían con la fetidez de ese aliento,
no le quedó más remedio
que explotar en un gruñido feroz.

Abel había respondido con firmeza.
El mono y sus asesores no pudieron doblarlo.
Pero no importaba,
ya todo era diferente.

Monolo.-

¿Chequeaste cómo el jefe piensa antes de hacer daño?
¿Chequeaste?
¿Notaste cómo calló unos instantes
y después
con toda tranquilidad,
se fue hasta donde el Abel y le dijo
"eres un hijo de puta"

Ramona.-

¡Claro que me di cuenta!
Y me gustó la respuesta del Abel:
"puta será su madre"
Ni siquiera en ese momento se olvidó de ustearlo

Monolo.-

(riendo) Es que Abel sólo tutea a los amigos.
(ambos ríen) También me gustó
la cara de cojudo que el Abel puso antes de replicar.
Y también la cara de sorpresa del jefe...
Nunca nadie le había contestado así.
Aquí todos se callan

Ramona.-

Vos también te callas, no te hagas al machito.
En los últimos dos años
te ha dicho hijo de puta como tres veces.
Y lo mismo a la Tota,
al Mauri,
a la Luchita,
al Ojotas, ...

Monolo.-

¿Y qué quieres que haga,
qué me deje crucificar cojudamente?
¿Acaso no has oído lo que el jefe ha hablado con el abogado?
(pausa) Le ha dicho que invente algo,
que quiere que el Abel se vaya sin beneficios sociales,
sin pago de haberes,
que le pida las cosas de la oficina
pero que no le de ningún recibo
para después,
también acusarlo de hurto.

¿Acaso no has oído?
Con esta empresa no hay ley que valga.
¿Acaso pagan impuestos?
Son más de seis años evadiendo al fisco.
¿Si no le pagan ni al gobierno, a mí?
¿A mí me van a pagar, después de botarme?
¡No!
Muy difícil.
Ni siquiera mi sueldo me van a dar.

Incluso pueden joderme
para que no consiga trabajo en otro lado,
pueden sacar avisos de mi persona en el periódico
y condenarme a una muerte civil.
Igual que le hicieron al señor Arroyos.

No,
yo no me arriesgo,
tengo familia que mantener

Ramona.-

Yo también
y el Abel también.
Todos tenemos familia

Monolo.-

¿A ver,
vos atrévete a contestarle?

Ramona.-

¡Yaaaa...!
¿Qué pues?
Imposible,
ahorita no tengo valor.

Pero quizá después, quién sabe,
quizá en el momento me anime

Monolo.-

(llamando la atención) ¡Mira mira!,
el Abel está saliendo de la oficina

Ramona.-

Quizá va a recoger el memo.
O quizá el abogado lo ha llamado para tenderle trampa

Monolo.-

(llamando la atención) ¡Mira mira!, te está llamando el Chaca

Ramona.-

(va hasta el Chaca, dialoga, retorna con un papel)
El Chaca me ha dicho que haga firmar esto, (pausa)
haber leeremos...

Monolo.-

(leen) ¡Uy! ¿Y ahora qué hacemos?

Ramona.-

(encogiendo los hombros) No se hermanito,
el Chaca me ha dicho
que si no firmamos
nos atengamos a las consecuencias

Monolo.-

¿Pero cómo vamos a firmar una cosa qué no es verdad?
¿Con qué cara vamos a decir qué el Abel es el agresor,
y qué además es mal trabajador y mal compañero?
Eso no es ético,
no es de periodistas

Ramona.-

Hay Monolo Monolo.
Yo se que vas a firmar,
al igual que todos los que han estado aquí. (pausa)
El Chaca me ha dicho que haga firmar
incluso
a los que no han estado

Monolo.-

¿Vos vas a a firmar? (mirándola a los ojos)

Ramona.-

Creo que sí. (pausa, luego dudando)

¿Porqué,
vos te animas a no firmar? (pausa)
¿Te atienes a las consecuencias?

Monolo.-

Si vos te animas yo me animo

Abel se dio cuenta que lo habían crucificado,
recordó que era jueves santo.
Salió de la jaula en el sótano sin despedirse ni de vivos ni de muertos.

Cuando esperaba el memorándum de despido,
acostumbró sus pulmones al perfume de libertad,
y soñó con trabajar
acompañado de primates superiores.

Lo despertó el abogado con el memo,
Abel entregó todas las pertenencias de la jaula,
después el hombre de leyes entregó el papel,
Abel lo leyó,
se dio cuenta que lo acusaban de falsedades
y se negó a firmarlo.
Y mientras se alejaba el abogado dijo:
¡Te voy a acusar de hurto,
recuerda que no te firmé ningún recibo...!

Ramona.-

Che,
lo habían botado al Abel
sin pagarle el sueldo y sin beneficios sociales y sin nada.
Ni siquiera le han dejado sacar sus cosas personales

Monolo.-

¿Y qué querías?
¿Qué lo condecoren?

¿O querías oír cómo se van a saludar a partir de mañana?

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