Agradecimientos
Gonzalo Sanchez de Lozada
Jacques Chirac
Manuel Marín
PhilippeRosillon
Philippe Douste-Blazy
Alberto BaileyGutierrez
Jean MichelMarlaud
Carlos AntonioCarrasco

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l Ministerio de Cultura se ha asociado con determinación a la iniciativa común del Gobierno de Bolivia y de la Unión Latina; desde un comienzo, ha seguido de cerca su preparación y saluda hoy día su espectacular realización en la capilla de La Sorbona. Quisiera que no hubiese ningún equivoco sobre el sentido de mi compromiso en una operación que no tiene nada de “pintoresco ni de “exótico”. Me asiste la convicción profunda que debemos participar de manera más activa que en el pasado en los intercambios artísticos con América Latina. En una época marcada par la transformación de las relaciones entre la distancia y el tiempo, sería paradójico que los tesoros del patrimonio de Bolivia no fuesen tan familiares para nosotros como las colecciones de nuestros grandes museos. Este descubrimiento es, en efecto, el de una alteridad y el de un parentesco. Toda civilización conlleva en las formas que la expresan, algunas huellas, más o menos fuertes, pero siempre irreductibles, de la geografía y de la historia que han presidido su nacimiento y su desarrollo; pero también de esa condición común que hace que los hombres se encuentren, se opongan, se reconozcan. Esto es cierto cuando se piensa en la América de las civilizaciones precolombinas. Y es cierto, con la misma evidencia, respecto al llamado arte colonial pues corresponde a los tres siglos de presencia europea. Los territorios del imperio español que forman la actual Bolivia fueron el campo violento y fecundo de una confrontación al término de la cual la melodía de las músicas litúrgicas trajo a los que las escuchaban, las cantaban, las componían, la esperanza de un mundo en donde el indio, el español y el mestizo estuviesen vestidos con la misma luz. El trabajo de los hombres bien podía desangrar la montaña de Potosí de toda su plata que iba a diluirse por las rutas del mundo. Pero al mismo tiempo se transfiguraba, por la invención de una expresión artística que no es ni una revancha ni una acusación, pero que integra lo que era antes y lo que ha venido de afuera no en una síntesis artificial y arbitraria, sino en una superación que se confunde con la vida misma. Es esta vida, diferente y fraterna, que hace palpitar las formas y los colores, con una vibración secreta que se revela a nuestra contemplación silenciosa. Tuvieron que venir a posarse en París los ángeles de Los Andes para invitarnos a meditar sobre una faceta resplandeciente del patrimonio universal. Agradezco muy sinceramente al Gobierno Boliviano, a la Unión Latina, a la Municipalidad de París, que han federado sus medios y su imaginación para demostrarnos que cordilleras y océanos no son ya un obstáculo a esa fraternidad de conocimiento y de sensibilidad que Bolivia y Francia continuarán cultivando más allá de este brillante episodio.

PHILIPPE DOUSTE-BLAZY
Ministro de Cultura