s doloroso emplear la palabra olvidado, pero la cruda realidad nos muestra sus consecuencias, que anulan por completo al patriotismo: canibalismo político, rencillas 

personales, narcotrafico, alcoholismo, corrupción, desfalcos, estafas, abandono a los ancianos y a los niños y que se cuantas cosas más, pese a que, cada día y cada segundo, este lema es manoseado en las monedas de curso legal por todos los ciudadanos que habitan en este suelo. 

Cuando fueron creados los elementos que constituyen nuestros emblemas patrios, a cada uno se le asignó un significado especial, relativo a los acontecimientos y al ambiente de esa época. En algunos, ese significado perdura hasta el presente, aunque sea ignorado, como en el caso de la media corona de olivo y laurel que representaba la seguridad, el honor y el triunfo y que fue eliminada porque, posiblemente, desaparecieron eves tres atributos que no han vuelto a aparecer. Por eso, se impone la necesidad de que el Congreso, mediante el instrumento legal correspondiente, restaure la media corona de olivo y laurel y, con ella. cree otra formada con las flores de la Khantuta de Patujú Bandera simbolizando la bolivianidad en la unión de la Zona Oriental con la Occidental. 

El cóndor en actitud de levantar vuelo además de significar el ansia de libertad atribuido en ese entonces, hoy representa al guardián de esa bolivianidad, que impide la penetración física cultural y moral del extranjero. 

El hacha incaica expresa las culturas tradicionales que no deben constituir una meta. Más bien deberán ser conservadas y respetadas, cuya unión hará que Bolivia, además de su libertad política, alcance la libertad económica, cultural y moral que representa el gorro frigio. 

Los cañones y fusiles son las armas anímicas con que el pueblo crea, poco a poco, su identidad boliviana y la defenderá, cuando la haya conseguido. 

El sol naciente ya no representa a una patria que nace, puesto que Bolivia ya ha nacido hace 171 años y hubo una época cuando fue poderosa, respetada y temida en el continente. Ahora significa el nacimiento de la democracia, adornada con los celajes de la paz y de la unión. Aunque resulta irrisorio que una patria con 171 años de vida comience recién a saborear la dulzura de una democracia incipiente. 

Los demás elementos conservan su simbolismo original y. en su conjunto, son los puntales donde descansan la integridad y el futuro de la Patria y el bienestar de sus habitantes. 

En resumen la Bandera, el Escudo y el himno que son las tres expresiones de nuestra nacionalidad, continúan relegados a planos ,secundarios. desplazados por emblemas partidarios, étnicos y demagógicos que ponen en peligro lo que se ha construido a costa de ríos de sangre y de inmenso sufrimiento. Ya es hora de pensar en la Patria, ya es hora de que cada uno de nosotros, al encontrarse con su vecino, no vea en el sus colores políticos ni el de su piel, sino el rojo, amarillo y verde que lo igualan consigo mismo y que lo habilitan para que, junto a otras personas que ostentan los mismos colores, construyan lo que tanta falta hace en la actualidad: la identidad boliviana, que hará de este suelo el paraíso que hemos de merecer.