Recreando el mundo andino, con un cincel cargado de ancestro, Marina Nuñez del Prado da forma y vida al alabastro, al ónix o al Guayacán en una suerte de fuerza y ternura. 

Es una mujer que fue saboreando todo lo que la vida le ofreció, que se deslumbraba con el canto de un pájaro, con el despertar de las estrellas y que sufría con el dolor de su gente. 

A lo largo de la vida, el arte fue su mayor ilusión. Sintió una fuerte inclinación por la música y fue sensible a todas Las expresiones artísticas. Pero la vida le era corta para dedicarse a cultivar muchas disciplinas de las que hubiera gustado. Fue mientras cursaba tercer año en la Escuela de Bellas Artes cuando decidió ser escultora. Sintió gran fascinación por las formas y volúmenes que la llevarían al lenguaje con el cual se expresaría ante el mundo con un acento particularmente boliviano. 

El apoyo y comprensión que le brindaron sus padres, fue muy importante. Construyeron para ella un taller en el jardín de su casa, donde comenzó por realizar retratos familiares, cabezas de indígenas y sobre todo desnudos. 

El paisaje circundante fue muy influyente en su obra. Nace la obsesión de trabajar esculturas; de grandes dimensiones sin embargo casi siempre se veía limitada por muchas razones, como el peso de la piedra, el traslado de las mismas, el costo de la obra, etc. 

Sus creaciones están dominadas por las emociones humanas, la presencia de las montañas y uno de los temas de gran importancia que se encuentra en su obra, es la maternidad; que como mujer no la vivió y que traslada en cada una de sus piezas, tal dedicación y amor que va haciendo de ellas, sus hijos. 

Quiero transcribir sus palabras, pues nos, traen en forma más directa su pensamiento acerca de la creación, que es el producto de un largo proceso de estación. 

" Me cuestan largas vigilias en las que se  emblanquece el cabello y 
se exprime el corazón como un racimo sangriento". 

" la creación de cada nueva escultura es para mi como levantar los pesados cortinajes del misterio. Detrás de la cortina está la  esperanza, y en la lejanía esta la cara de, Dios,. Diría quo la creación es como, un parto en el 
que por igual se juntan el placer y el dolor. Al finalizar cada obra, no siempre estoy satisfecha, pero esta insatisfacción me ha dado el ímpetu para comenzar la próxima, y la seguridad de que ella será mejor. Siento que la creación artística es muy individual. El continuo y constante trabajo, nos dá la manera más adecuada a la que cada uno se acomoda para realizar, tanto en la creación como en la ejecución. "mi obra está dentro del marco de la escultura abstracta, pero esta actitud emerge de las penumbras relampagueantes de la subconsciencia, sin un deliberado afán de buscar originalidad para singularizarme, mi obra obedece única y exclusivamente a impulsos primigenios y personales". 

De alguna manera podemos dividir su obra en varios períodos: 

Período Musical.- Aquel acercamiento a la música que siempre llevó consigo y que sus padres ayudaron a desarrollar, sobretodo cuando ejecutaba el piano y el violín influyo  en toda  su creación, todas sus piezas tienen ritmo y movimiento. Sus amigos despertaron con ella el interés por la música folklórica, su presencia en las fiestas nativas andinas, donde las danzas con sus diferentes ritmos y vestuarios provocaron sentimientos e ideas que plasma en sus tallas de madera, marcan una etapa decisiva y esta practica le da la seguridad y soltura para expresarse en figuras tridimensionales. 

Periodo Maternal .- El tema de la maternidad, va inmerso en casi toda su obra, donde prevalece la curva de las montañas que sugiere vientres, senos y caderas  o que siempre van ligados a la fecundidad. 

En un horizonte irregular de los andes, ve mujeres sentadas amamantando a sus niños, madres protegiendo a sus hijos en brazos, formando un solo bloque; es así como nacen sus "Madonas". 

Periodo Social.- Entre los años l943 y l945 mientras vivía en New York, sintió gran nostalgia por su sierra que la veía inmersa en la indiferencia y el olvido. En cuanto empieza a crear grupos escultóricos que marcan sus sentimientos y expresiones de protesta. Se trata de tallas en madera de donde surgen las obras "Los Mineros", "Con la vida a cuestas" y "Hacia el futuro". 

Período Andino.- Este periodo se inspira  en la cordillera de los Andes imponente y bella. En esta etapa su composición es abierta introduciendo en ella ángulos y rectas combinadas con curvas, simplificando las formas. 

De la misma época surge la serie de los Cóndores, a través de los cuales expresa la fuerza y la energía de la cordillera. Esta serie esta realizada íntegramente en  piedra basalto en calidades ásperas y en una concepción entre montaña y ave. "tiene la fuerza telúrica de la montaña y la agilidad del pájaro en vuelo". 

La serie de las "figuras Altiplánicas" responden al arte abstracto de la época. Se trata de la interpretación de mujeres indígenas llevadas por el viento al caminar; figuras con gran ritmo y movimiento. Las formas dan la impresión de sombras empujadas por su destino, en un afán de vencer la adversidad, queriendo evidenciar el rigor de la naturaleza para con el habitante de los Andes y el servilismo al que han querido someterlo. 

La obra antes descrita  fue realizada en su mayor parte en Bolivia llevando connotaciones de nuestra realidad Marina dejo el país hace mas de veinte años trasladándose a Lima, , donde vivía. Y así como cambia su paisaje, vivía en la costa; su obra iba adquiriendo variaciones; en sus formas, sus figuras eran más abiertas. los materiales varían en, el uso del bronce es más frecuente y, aunque su amor por Bolivia, todo lo que conlleva su nacionalidad y el carácter andino de sus escultura no ha variado, es más parece ser que con la distancia se ha acentuado, su obra siguió sufriendo transformaciones reflejando su capacidad de creación y abundante energía que mantuvo hasta el fin. 

Su corazón paró un 9 de Septiembre de 1995, más sus esculturas seguirán latiendo. 

 
CECILIA BAYA
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